La biblia es la palabra de Dios, hemos escuchado muchas veces que las sagradas escrituras fueron inspiradas por Dios. ¿Pero qué significa la frase “inspirada por Dios”? ¿Es la biblia un libro realmente digno de nuestra absoluta confianza? ¿Podemos considerar a la biblia como autoridad absoluta e infalible para nuestras vidas? ¿Podemos considerar que la biblia es inerrante aunque haya sido escrita por hombre?
Los detractores de las biblia argumentan que es un libro como cualquier otro libro escrito por los hombres, que la biblia no es más que una hermosa pieza literaria digna de grandes menciones honoríficas, pero que como cualquier otra obra de invención humana no puede ser infalible ni inerrante ni puede contener la verdad absoluta, y que al haber sido escrita por hombres no está exenta de errores.
¿Pero qué dice la biblia respecto de sí misma en cuanto a su origen y a su veracidad?
La inspiración de la Escritura.
La palabra de Dios dice:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3:16)
Este es un pasaje muy conocido por todos, en el que la misma biblia afirma que es de autoría divina. Este primer enunciado afirma que toda la Escritura es inspirada por Dios, y tenemos la palabra “Escritura” que inicia con mayúscula, sabemos que esto es para resaltar que no cualquier escritura, sino “La Escritura”, esto es, la biblia, es inspirada por Dios.
Y la palabra que en español se traduce “inspirada” es la palabra griega theópnuestos que literalmente significa “insuflada, exhalada o respirada por Dios mismo”. Y esto perfectamente puede ser entendido como que es una palabra hablada por Dios mismo. Entonces en este pasaje tan conocido por todos encontramos la afirmación de la biblia es de autoría divina, escrita por mano de hombres, sí, pero dictada por Dios mismo a la mente de ellos. La inspiración de las escrituras se refiere aquí a que los hombres que la escribieron no se basaron en ninguna fuente humana, el contenido de la biblia es absolutamente original y auténtico, es veraz y es fiel, porque fue hablado por Dios mismo.
Es Dios quien nos habla en la biblia, este libro no es de invención humana. Fue escrita por hombres que quizá muchos consideren comunes y corrientes, algunos de ellos eran humildes pastores como David o como Amós, otros fueron hombres letrados como Moisés, Lucas y Pablo; y otros fueron hombres sin estudios como Pedro y Juan. Ninguno de ellos era escritor, no eran buenos oradores, no eran elocuentes, la biblia no está llena de palabras escritas por hombres que se dedicaban a la escritura o al arte o a la literatura, no eran hombres inspirados en la naturaleza o en un amor erótico, o inspirados en otras personas o personalidades famosas. Un músico, o un pintor, o un escultor, o incluso un escritor se inspiran en cosas como esas; pero los escritores de la biblia no se inspiraron así. La inspiración de la Escritura no es como la inspiración humana, sino que es sobrenatural, es inexplicable, es incomprensible. Es por eso que el resultado no es un libro común y corriente, no es un libro de ficción, no es una noción romántica, no es solamente una obra literaria como cualquier otra.
La biblia es el conjunto de palabras que Dios mismo habló, Dios la inspiró, Dios la exhaló de su propia boca. Es un producto divino, es una extensión de Dios mismo; y por lo tanto tiene las características de su autor.
El autor de la Biblia.
El apóstol Pedro nos habla de la inspiración de los hombres que escribieron la biblia:
“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 Pe. 1:20, 21)
Pablo resalta la inspiración divina que posee toda la Escritura en sí misma, en aquel texto Pablo afirma que la inspiración no estaba en el hombre que la escribió, sino en las palabras escritas por aquellos hombres, “la Escritura es inspirada (exhalada por Dios)” en aquel pasaje de Pablo; pero ahora Pedro resalta que la inspiración estaba en los hombres que la escribieron, “los hombres fueron inspirados” (llevados por el E.S.) Ambas ideas no se contradicen, sino que se complementan entra sí.
La inspiración de la que nos habla Pedro en este versículo se refiere a que los hombres que escribieron, fueron literalmente “cargados o llevados”, fueron guiados por el Espíritu Santo, fueron dirigidos por él. Cada palabra escrita no fue por selección humana sino de Dios. El Espíritu de Dios los impulsaba, como cuando el padre enseña al hijo a tomar el lápiz y lo guía para que aprenda a escribir, asimismo los siervos que escribieron los diferentes libros de la biblia fueron llevados por el Espíritu de Dios.
Además, Pedro explica en este texto que ninguno de los hombres que escribieron, lo hicieron por iniciativa propia. Ninguno de ellos se dedicaba a la escritura, así que ninguno de ellos se levantó un día y dijo: “hoy amanecí inspirado y voy a escribir acerca de tal cosa”. No.
Fue por la voluntad absoluta de Dios que cada palabra de la biblia fue escrita. En muchos pasajes de la escritura veremos algunos detalles de cómo Dios ordenó a sus siervos que escribieran los libros que hoy forman parte de las sagradas escrituras:
A Moisés:
“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo”. (Éx. 17:14)
“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel”. (Éx. 34:27)
A Isaías:
“Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre”. (Is.30:8)
A Jeremías:
“Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado”. (Jer. 30:2)
A Habacuc:
“Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella”. (Hab. 2:2)
A Juan:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia…” (Apo. 1:11)
En todos estos pasajes hemos podido ver cómo, por la voluntad de Dios, estos hombres fueron movidos o llevados a escribir lo que vieron y oyeron. Así que es claro, como dijo el apóstol Pedro, que nunca la profecía fue traída por voluntad humana. Es cierto que no en todos y cada uno de los libros de la biblia es posible encontrar este detalle, pero sí podemos ver que en muchas referencias a los distintos libros de la biblia se da por entendido que es Dios o el Espíritu Santo quien habla por medio de ellos.
Jesús dijo en Marcos 12:36:
“Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.”
Pedro, en el siguiente texto, afirma que el Espíritu Santo inspiró a David, al escribir los salmos:
“Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús”. (Hch. 1:16)
Pablo afirma que el Espíritu Santo inspiró el libro de Isaías:
“Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres…” (Hch. 28:25)
Y de igual forma se expresa con respecto al libro del profeta Jeremías.
Así que no cabe duda de que las Escritura es la palabra de Dios, es Dios quien habla en cada uno de los libros tanto del antiguo como del nuevo testamento. Pedro reconoce que los escritos de Pablo son parte de las sagradas escrituras (2 Pe. 3:16); y el apóstol Pablo reconoce que el Espíritu Santo reveló las cosas que escribieron tanto de los profetas del antiguo testamento como los de los apóstoles en el nuevo testamento (Ef. 3:5).
Hemos confirmado entonces que la biblia es de autoría divina.
Características de la Escritura.
La biblia dice en el libro de los hebreos:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”. (Heb. 1:1, 2)
En este pasaje de la escritura se nos dice claramente que es Dios quien habló en el pasado a los padres por medio de los profetas; así también Dios ha hablado en estos últimos por medio de nuestro Señor Jesucristo. El registro de todas las obras y las palabras del Hijo de Dios están en los evangelios y en libro de los Hechos, y los detalles de toda su obra como Mesías redentor están explicados en las cartas apostólicas.
Todo el conjunto de las escrituras son palabras habladas por Dios omnipotente; y tienen cada una de las características del que las habló.
Así que la palabra de Dios es:
Viva: la palabra de Dios tiene vida en sí misma y por eso puede infundir aliento y vida al corazón del hombre que está muerto en delitos y pecados. Así como Dios generó la vida en la creación con solo la palabra. (Heb.4:12)
Poderosa: El poder de la palabra es tal que puede penetrar en el corazón más duro e insensible, el poder de la palabra de Dios es tal que por ella fueron creados los cielos y la tierra: “por la palabra de Dios fueron hechos los cielos y la tierra; él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió”. (Sal 33:6 y 9)
Es verdad: Cada palabra escrita en este santo libro es verdad, no es ficción, todo concuerda con la realidad, es el patrón, es el estándar de referencia. Todo lo que Dios considera correcto, bueno, fiel, real y perfecto está escrito ahí. No puede ser contradicha, no puede ser adulterada. (Jn. 17:17)
Es fiel: La Escritura es fiel, es nunca falla, siempre se cumple. Dios dijo que su palabra nunca volverá a él vacía. La voluntad de Dios escrita ahí se cumplirá sí o sí. (Is. 55:11)
Es inerrante:
La Escritura no puede ser quebrantada, lo dijo Jesús (Jn. 10:35). La Escritura no falla, no se puede poner en duda lo que ahí fue dicho. Las biblia no tiene errores, quizá hoy en día se consideren algunos errores humanos que se han cometido en el proceso de conservación de las escrituras conocidos como errores de copista, pero ninguno de ellos indica que las palabras, el mensaje o la enseñanza contenidas en la biblia tengan errores, eso es algo que jamás podrán demostrar. Porque Dios no se puede equivocar. ¿“Acaso Dios es hombre para que mienta, o hijo de hombre para que se arrepienta”?
En conclusión.
La biblia es la palabra de Dios. Los hombres que escribieron fueron guiados por el Espíritu Santo. Así que podemos tener la plena certeza de la Escritura es de autoría divina y tiene las características de su autor.
Podemos confiar ciegamente y plenamente en todo lo que allí está escrito. Y haremos bien en leerla, creerla, estudiarla, amarla, y sobretodo en obedecerla. Las escrituras no se deben leer por obligación, sino que debe ser un deleite para nosotros el poder oír la misma voz de Dios al leerla.
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